miércoles, 14 de abril de 2010

Sexo, tan simple como eso



Es una de las cosas más extrañas del mundo. A ver, me refiero a la forma con lo que lo tratan las personas. ¿quién es el loco que roba el pene momificado de Tutankamon nada más abrir el sarcófago? Y sin embargo no lo comprendemos porque incluso en el sexo se supone que hay límites. Otros dicen sin embargo que no puede haber límites en una cosa tan natural, espontánea. Yo, si bien creo que todo lo que se hace desnudos es amor, creo que hay ciertos límites al sexo. Lo comprobamos cuando lo hacemos por primera vez con alguien. Siempre es extraño y es cuando más límites hay. Y es una de las cosas que genera mayores frustraciones secretas en aquellos que sueñan con hacer pipí o pegar a su pareja durante el sexo. Ahora que tenemos la liberación de una relación puramente sexual sin prejuicios no nos conformamos con solo eso. La encarnación de la libertad se nos antoja lejana si no cumplimos todas nuestras fantasías y empezamos a mirar con otros ojos a nuestra pareja si no quieren participar en ellas. Sobre todo los hombres. Si el misterio desaparece los anhelos solo pueden quedar insatisfechos. Por eso está de moda la absurdez del cambio de pareja sexual o las citas de cinco minutos. Por la insatisfacción, por la falta de misterio del sexo hoy en día. Si hay límites a nuestra libertad y forma de pensar desde que nacemos, ¿por qué no ponérselos a algo tan común y diario como el sexo?

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