lunes, 26 de marzo de 2012

. Tú

Y es que ni siquiera quiero quererte. Quiero llevarte a mi rincón favorito. Quiero jugar. Mirarte de reojo. Quiero sonreírte y besarte en la cara. Hacerte cosquillas y ver las montañas, los cielos. Leer juntos en algún banco del parque, tumbarnos al sol mientras te canto canciones inglesas. Que me relates tu día, que me cuentes tu vida. Quiero escribirte una nota y mandarte un beso de pintalabios rojos. Comportarme como una adolescente con un amor oculto rozándote en la esquina. Comerte las comisuras y lamerte las heridas. Quiero olerte el cabello, tocarte la nuca y la nuez, perderme en tus ojos cristalinos y en tus orejitas de duende. Verte fumar y que me pases la mano por la espalda. Y me digas “en qué buen día la casualidad se cruzó en nuestro camino”. Quiero que me enseñes y que me hables de poesía. Que te rías con mis cosas y que te contagie mi alegría. Llenar mil fotos y mil sueños con tu cara. Preparar un viaje que nos transporte al infinito. Sentir tu abrigo. Quedarme quieta. Verte pasar. Te vas. Ha sido maravilloso y todavía estamos juntos. Aunque nunca lo estemos. Me voy, pero tú quédate esperando. Y es que ni siquiera quiero quererte. Porque ya lo hago.

sábado, 24 de marzo de 2012

Sexo y/o amor


Entré en su cama 20 minutos después de entrar en su casa. Le traje tabaco y él me recibió con un beso y una sonrisa. La casa, desamueblada. La cama, desordenada. El sofá, cómodo y los pies, descalzos.

Cuando hago el amor con alguien suelo olvidar la mayoría de las cosas, suelo quedarme, al final y sin remedio, con una idea general de la persona. Pero él fue diferente. Este chico maduro y extranjero hacía que desprendiese electricidad sin apenas haberme tocado. Seguro que ahora estaréis pensando en alguien con quien hayáis tenido una relación de ese tipo. La hayáis o no consumado. Lo mío fue un amor de verano. En este caso lo podemos llamar sexo, pero yo también lo llamaría sensualidad. Entendámonos. Sensualidad no es amor. Es una especie de complicidad que no se desarrolla, si no que se tiene con alguien. Una mirada, una sonrisa, una caricia, pero nunca amor. Ganas de volver a verse, hasta que dure.

Lo recuerdo muy bien. A este chico le gustaba chuparme la cara mientras nos revolvíamos entre las sábanas. Al principio, como en todo, me extrañó. Luego me dijo:

- Qué bien sabe tu cara, ¿te echas alguna crema o algo?- me espetó con fruición mientras me lamía la mejilla.

- Si, una crema hidratante- le dije para ocultar que lo que en realidad estaba degustando era una emulsión de maquillaje italiano.

Era así. Nos lamíamos, nos hacíamos, nos deshacíamos y volvíamos a vernos y a echarnos de menos. Hasta que el verano acabó y me puse a escribir acerca del chico que me lamía la cara.

martes, 20 de marzo de 2012

Entre tu lengua y la mía creamos un idioma

No sé qué pasa contigo en el papel,
cada vez que meto tu pronombre,
posesivo o cualquier tú,
me meto en tu piel.
Y me río.

Necesito perderme en un sueño
en tu sonrisa
en la clara fantasía
en un roce de mejilla.
Y sonreír.

Y quizás, ver algo más,
caerme en el agujero
para caer en la oscuridad de ti.

Te pregunto y me sonríes
y te entiendo,
y me pierdes
y me hablas y ya sabes que me tienes.

Porque tus palabras, no,
no las he escuchado,
pero tu risa
me retiene a tu lado.
Y yo, tonta,
te sonrío.

viernes, 9 de marzo de 2012

Te busco, te pienso, te siento

Añoro las noches en que nos vimos,
cuando posabas los pies sobre el edredón
y me preguntabas por qué la luz era tan fuerte,
por qué había una luz cegadora, amor mío,
que entraba por la persiana
y formaba estrellas en nuestro techo,
que derramaba lágrimas en nuestro pecho.

Así me fui acostumbrando a tí,
y es que olvidarte era muy fácil
hasta el día en que no te pude ver
no a tí,
no al destello que presionaba contra mi piel
y mi pelo, y mi cuello.

Pero hoy te busco, me has visto preguntando por tí,
has estado conmigo, más que en sueños
pero nunca en la luz del día en que ya no te vi,

Solo en sueños, y apenas oigo tu secreto
ya sé, que solo en sueños, te tengo
y me da miedo.

La vida en libro

Hoy me acabo de enterar de que Charles Dickens rellenó su biblioteca con títulos de libros falsos, que en realidad, no eran libros escritos por nadie. Sus títulos podían fácilmente despertar el interés de diversos lectores. Lo cual me da que pensar. Quizá es mejor escribir el título que el libro entero. La forma antes que el contenido. Captar la atención como un experto en publicidad literaria, humana o de mercado. He aquí mis propuestas de libros inventados:

Historia de la sonrisa de un niño
7 minutos en tu boca
Canciones de guerra
Tú, Ecce homo
La batalla de los versos
Mañanas francesas
Cuando despiertas en mi cama

Ahora solo me falta escribirlos 