Las personas, en realidad, no creemos en la suerte. Por eso
le damos la categoría de pulseras, amuletos y libros de chamanes. Por eso,
cuando nos dan a elegir un deseo en la tarta de cumpleaños todos pedimos deseos
fugaces, inmediatos, que puede que no marquen el resto de nuestras vidas si no
los conseguimos. Nadie pedirá salud, porque la tiene y cree en ella, confía en
ella. Todo el mundo pide suerte.
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