Hoy me acabo de enterar de que Charles Dickens rellenó su biblioteca con títulos de libros falsos, que en realidad, no eran libros escritos por nadie. Sus títulos podían fácilmente despertar el interés de diversos lectores. Lo cual me da que pensar. Quizá es mejor escribir el título que el libro entero. La forma antes que el contenido. Captar la atención como un experto en publicidad literaria, humana o de mercado. He aquí mis propuestas de libros inventados:
Historia de la sonrisa de un niño
7 minutos en tu boca
Canciones de guerra
Tú, Ecce homo
La batalla de los versos
Mañanas francesas
Cuando despiertas en mi cama
Ahora solo me falta escribirlos
No hay comentarios:
Publicar un comentario